Quizá nunca te has
parado a pensar en algo curioso que ocurre cuando llevamos mucho rato
metidos en el agua. Que los dedos de las manos se arrugan, es
evidente. Pero no lo es tanto cuando nos damos cuenta de que ninguna
otra parte del cuerpo lo hace, exceptuando los dedos de los pies.
¿Por qué ocurre esto?
Un estudio publicado el
10 enero de 2013, y que puedes leer en este link, nos saca de dudas.
Es una estrategia de nuestros antepasados, es decir, una herencia
genética. ¿Para qué sirve? Mira la siguiente fotografía y podrás
sacar algunas conclusiones.
Efectivamente, los surcos
y las cavidades que se forman en los dedos de las manos son
para drenar el agua y permitir un mejor agarre de objetos o a
superficies, de la misma manera que lo hace un neumático para
agarrarse mejor al asfalto mojado a través de sus estrías.
También sucede en los
dedos de los pies ya que es otra parte de nuestro cuerpo que está en
contacto con otras superficies al estar bajo el agua, como por
ejemplo, al andar. El resto del cuerpo no necesita arrugarse ya que
no entra en contacto con otras superficies.
Es evidente que dentro de
muchas generaciones el ser humano perderá esta característica tan
curiosa ya que no nos es necesaria. Los dedos serán cada vez menos
musculosos y más hábiles, algo que ya se observa en la que llamamos
"la generación del pulgar", adicta a los móviles y a los
videojuegos.
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